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jueves, 22 de abril de 2021

Nuevos desafíos para los actores sociales Una mirada desde la Sociedad Civil

 INFORME SOBRE DEMOCRACIA Y DESARROLLO EN AMÉRICA LATINA 2009-2010

 PODER SOCIAL Y PODER POLÍTICO 

Nuevos desafíos para los actores sociales Una mirada desde la Sociedad Civil

Miguel Santibáñez I. Presidente de ALOP 

Mayo de 2011

La Asociación Latinoamericana de Organizaciones de Promoción del Desarrollo, (ALOP), es una plataforma regional integrada por 48 Organizaciones No Gubernamentales de América Latina y el Caribe (ALC), que busca incidir políticamente en los procesos, la reflexión y el debate sobre la democracia y el desarrollo en el continente. ALOP es una entidad autónoma y un actor de la sociedad civil de la región que se proyecta como tal en la acción, en el debate y en la generación de conocimientos, y que sistematiza las prácticas sociales organizadas que tienen lugar en la Región. 

Esta vocación de documentar y analizar el devenir de los actores y movimientos sociales desde su propio seno como un fenómeno que trasciende lo nacional queda expresada –una vez más– en este IV Informe sobre Democracia y Desarrollo (IDD) 2009-2010: “Poder Social, Poder Político: el papel de los actores sociales de América Latina” que nos complace presentar. 

ALOP viene publicando desde 2003 y cada dos años, informes sobre Desarrollo y Democracia que divulgan el resultado de sus investigaciones sobre discursos, propuestas y prácticas de los actores de la sociedad civil organizada de un gran número de países de ALC, a la luz de una observación crítica de sus respectivas coyunturas nacionales. 

El propósito de estas investigaciones es, por una parte, registrar, documentar y analizar procesos e hitos relevantes en el devenir social y político de nuestros países, protagonizados por una diversidad de sujetos colectivos que suelen ser invisibles en los análisis convencionales o son apenas recogidos como expresiones fragmentadas y carentes de potencial histórico. Con igual fuerza, se propone ampliar la visibilidad e incidencia de los movimientos y organizaciones sociales como sectores influyentes en las decisiones que atañen a la vida de nuestros pueblos, identificando –entre otros aspectos– los mecanismos formales e informales de que disponen. Finalmente, estos estudios son un espacio para poner en debate categorías de análisis sobre democracia y desarrollo que a menudo se ven superadas por el advenimiento de nuevos actores, por la colisión de nuevos intereses en pugna y por nuevos equilibrios de fuerza en contextos de crisis. 

En ALOP, formada por un conjunto de organizaciones latinoamericanas y caribeñas que privilegian un enfoque de derechos y una lectura crítica sobre la democracia y el desarrollo, conviven –como es de suponer– una diversidad de miradas sobre la realidad de sus países, de su sector respectivo y sobre el pasado, el presente y el futuro del Continente. Todas ellas otorgan una riqueza de experiencias y un marco analítico diverso y heterogéneo para observar lo ocurrido en el pasado bienio. Lejos de sostener un enfoque unívoco para realidades complejas y contradictorias, estos estudios asumen una perspectiva abierta que da cabida a lecturas divergentes. En la medida que se busca dar la palabra a los actores sociales y contribuir a un proceso colectivo de construcción de conocimiento, su elaboración no elude la tensión inherente a la diversidad de posturas que entrañan los movimientos y organizaciones consultadas. Sin embargo, sus prismas de análisis otorgan en conjunto un claro panorama de la acción y la reflexión de los actores sociales en los contextos nacionales revisados. 

ALOP trabaja con la intención de comprender el nuevo escenario en el que se vinculan las prácticas de los actores sociales, políticos y económicos para, junto con ello, repensar los paradigmas políticos que se ponen en juego en América Latina y los impactos de las políticas de los gobiernos de la región. La reflexión que ha impulsado la Asociación en torno a la democracia y el desarrollo en ALC para interpretar la realidad de la región, es complementaria con un sostenido esfuerzo por aliarse, y sostener una estrategia de incidencia política coherente con su condición de ONG. Desde esta condición ALOP tiene dos campos de alianzas primordiales: primero, con el movimiento de las organizaciones no gubernamentales latinoamericanas y el alter-mundialismo y en segundo término con los actores sociales, ciudadanos y populares y sus movimientos. 

La experiencia de ALOP ha permitido, por una parte, avanzar en el reconocimiento de la voz de los movimientos sociales y del rol de las ONG y, por otra, percibir las posibilidades y límites tanto de las prácticas sociales, como de la construcción de agendas transformadoras compartidas con otros actores. De esta forma, el quehacer de investigación y articulación en relación a la democracia y el desarrollo forma parte de un continuo de reflexión y formulación de propuestas que ALOP realiza, en un contexto de disputas entre diferentes paradigmas que hoy presionan para dar dirección a la vida política de la Región. 

Siendo el IDD de cada período el referente e instrumento principal para la definición y sustento de la estrategia de articulación e incidencia de ALOP, es condición que en su producción se involucre el conjunto de las asociadas y todas sus instancias de organización y gestión: Asamblea General, ONG Asociadas, Comité Ejecutivo, Presidencia, Secretaría Ejecutiva, Directores Regionales y Directora de Género. Responsables de género de cada región, Asambleas Regionales, Grupos de Trabajo, y la Antena en Bruselas. También nos hemos esforzado por crear alianzas con otras organizaciones principalmente latinoamericanas, agrupadas en la MESA de Articulación de Asociaciones Nacionales y Redes Regionales de ONG de América Latina. Del mismo modo, hemos trabajado en distintos niveles con otros actores sociales y políticos relevantes de la Región (movimientos sociales, sindicatos, redes y plataformas de organizaciones sociales, partidos, mundo académico, entre otros), quienes han sido nuestros interlocutores en distintos momentos de esta reflexión. 

Tal como ocurre con el presente Informe, los IDD de ALOP tienen su base en la consulta a los actores sociales del continente involucrados en las que consideramos son movilizaciones reveladoras ocurridas en cada período. Esta fuente se complementa con la consulta estructurada a actores políticos, académicos y del ámbito de las ONG de la Región, de tal manera de conformar una muestra contundente de los procesos y acciones organizadas que a juicio de nuestras asociadas han sido gravitantes en el devenir social y político en cada uno de los 17 países analizados. Cabe advertir, sin embargo, que el estudio no tiene la pretensión de representar a la totalidad de las dinámicas que desde la sociedad civil latinoamericana se están desplegando, sin duda mucho más amplias que las referidas en este informe. 

Teniendo a la base la voz de sus protagonistas, este estudio y todos los de su serie publicados hasta ahora, han permitido recoger de manera sistemática las continuidades y rupturas de los movimientos sociales en cada etapa, sus avances como actores gravitantes en el destino de cada país o –en otros casos– su debilitamiento. Constituyen asimismo una fuente para acuñar nuevas categorías de análisis que surgen de la revisión de la práctica social y sus vínculos de antagonismo o de alianza con las fuerzas políticas y económicas que participan de la disputa del poder en cada realidad nacional. En conjunto, son un acervo de alto valor político y académico porque reúnen la descripción de cientos de acontecimientos protagonizado por organizaciones sociales de jóvenes, de mujeres, de indígenas, sindicales y políticas cuyo denominador común es la búsqueda de un modo de conducir la historia social del continente, hacia un sistema de dignidad, justicia, libertad y equidad para todos. 

Queremos agradecer, por tanto, a los movimientos sociales, partidos políticos y ONG que han colaborado con nosotros dialogando y respondiendo al cuestionario, a los autores de los informes nacionales y regionales, a las agencias de cooperación EED, ICCO, 11.11.11., que apoyaron la realización de este informe, y, en especial, al conjunto de nuestras asociadas por su trabajo y su dedicación.

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Referencia a nuevas teorizaciones sobre el poder 

Cuando hablamos de poder entendemos básicamente un conjunto de relaciones sociales complejas donde operan hegemonías, asimetrías, distorsiones e intereses diversos, muchas veces contrapuestos, que generan conflicto, colaboración, alianzas o rupturas. En el debate sobre el poder en Latinoamérica, más allá de las versiones clásicas sobre sindicalismo y clase obrera, el surgimiento del tema de los movimientos sociales y la exclusión ha tenido ya una larga tradición que no se puede soslayar y que se estableció, desde el inicio de esta investigación, como un marco teórico pertinente.

Desde la perspectiva política en los propios años 60 la teoría de la marginalidad de Roger Veekemans tuvo una radicalización en intelectuales como José Nun y posteriormente Manuel Castells, quienes plantearon la idea del carácter evolutivo de estos movimientos en fases sucesivas hasta conquistar el poder político2 . Luego de los acontecimientos históricos de los años 70 y 80 que tu vieron un grado de dramatismo en el continente, comenzaron a gravitar posturas críticas y visiones escépticas respecto de la capacidad real de estas fuerzas sociales, que terminan por asumir su actuación como hechos culturales carentes de eficacia para permear la esfera de lo político. Lo que se instaló a partir de ese momento fue el abandono por parte de la intelectualidad latinoamericana de la potencia política que se le atribuía a los movimientos sociales hasta ese momento. Esa fue –con matices y excepciones– la clave conceptual y teórica de la “transición latinoamericana” de los años 80 y 90, una tendencia que le asignaba realidad y legitimidad al poder de los espacios centralizados del sistema político institucional al mismo tiempo que negaba o veía inviable el de los movimientos y de los actores sociales. 

La historia dio una vuelta de tuerca, primero con el Movimiento Zapatista el 1º de enero de 1994. Más tarde serían las movilizaciones anti-globalización, los foros sociales mundiales, el surgimiento de las movilizaciones de los pueblos indígenas, los conflictos territoriales y ambientales enfrentando al capital, el advenimiento de un movimiento alter mundialista y el MAS como fuerza de gobierno en Bolivia, los sucesos que modificarían la realidad y su lectura. 

En este nuevo cuadro se comienzan a desplegar nuevas reflexiones las cuales –reconozcámoslo–, buscan todavía un mayor desarrollo y densidad. Los debates nuevos que se han instalados son precisamente acerca de la variada gama de expresiones sociales movilizadas: de pueblos indígenas, mujeres, campesinos, sindicatos, movimientos culturales, territorios organizados ante conflictos por el agua, por la extracción minera u otros problemas ambientales, movimientos urbanos y gremiales de distinto tipo. La discusión se desplaza y amplía desde la pregunta por el rol de estos actores en campos diferenciados de acción –lo social y lo político– hacia la pregunta por los límites de cada campo y la pérdida de vigencia de los criterios convencionales de esta diferenciación. 

Cobra importancia un amplio grupo de intelectuales que van de Holloway a Bensaid, de Negri a Laclau, de Zizek a Boaventura dos Santos, y otros y otras que han enfrentado estas reflexiones recogiendo antiguos rumbos en combinación con nuevos derroteros de análisis. Laclau, por ejemplo, reflexiona acerca de los movimientos sociales y sobre lo que denomina la “razón populista”, tratando de ampliar la mirada desde el exclusivo antagonismo capital–trabajo. Opta entonces por la categoría “pueblo” en forma análoga a lo que Hardt y Negri hicieran con la categoría “multitud”, reconociendo unos y otros la emergencia de nuevos actores. El pueblo o la multitud –para ellos–, es el protagonista central de la política, y se encuentran en la centralidad de la teoría de los antagonismos sociales y de las identidades colectivas3 . 

En una perspectiva similar John Gaventa4 –de quién esta investigación ha tomado algunos instrumentos y dimensiones para su diseño– ha desarrollado una reflexión en torno a un cambio desde la visión de las necesidades insatisfechas –como impulsor de la acción colectiva– hacia el enfoque del ejercicio y ampliación de derechos como un nuevo umbral de aspiraciones, propuestas y acción social. Ello condicionado por una percepción crítica del funcionamiento actual de las instituciones democráticas: pérdida de legitimidad y de confianza de los actores ciudadanos ante la institucionalidad y ante el sistema de toma de decisiones que afectan sus vidas. 

Gaventa sugiere además, un instrumental que puede ser utilizado para analizar los procesos sociales desde una perspectiva más amplia del concepto de “poder”, no reduciéndolo a un solo foco, ni entendiéndolo sólo como sinónimo de “autoridad”; o de “clases dominantes”. Supera las nociones funcionalistas de “capital social” y propone un instrumento de análisis, útil en la medida que no sea aplicado como receta. Se trata de la idea del “cubo del poder”, construida sobre la base teórica de intelectuales heterodoxos que han planteado la problemática del poder, siendo las principales fuentes Gramsci y Foucault5 .

El cubo del poder, nos remite a la existencia de tres dinámicas simultáneas de análisis: poder, espacio y nivel geográfico. Para “el poder” se utilizan las categorías de visible, escondido e invisible; para “el de espacios”, las categorías de cerrados, de invitación y creados. Los “niveles geográficos” son categorizados como locales, nacionales y globales. 

Este autor observa nuevas complejidades en el tema del poder al concebir la existencia de distintos estratos. En particular, el poder “invisible”, que sería la capacidad de manipular a la opinión pública con la ideología, principalmente con el control de los medios de comunicación. Pero también establece la existencia de un poder “escondido” distinto de un poder “invisible”. En este caso, usando las categorías de Foucault, nuestros propios cuerpos estarían penetrados por dimensiones culturales y predisposiciones que operan como conductas sociales, y por tanto, como actos de poder. 

Movimientos sociales en un escenario de cambios

Esta investigación se refiere a la cuestión del papel de los actores sociales en el ámbito del poder y toma como campo de razonamiento y análisis a Latinoamérica y el Caribe, habida consideración de sus diversidades y heterogeneidades. El Continente se presenta como un escenario lleno de paradojas e incertezas. Por ejemplo, a los seculares problemas de desigualdad y mala distribución de la riqueza, crecimiento económico y modernización capitalista, se suman las migraciones del capital y de la fuerza de trabajo. Nuevos formatos de organización, convocatoria y presión permiten que la ciudadanía –cada vez menos fiel a orientaciones partidarias– exija rendición de cuentas a sus autoridades y exprese contingentemente su descontento. Reivindicaciones identitarias de nuevo cuño ponen en jaque la democracia interna de las organizaciones tradicionales. Al mismo tiempo que las encuestas muestran que crece la valoración de la democracia por parte de los ciudadanos, se constata la presencia de un persistente malestar con el sistema político institucional, con los partidos y, especialmente, con el parlamento. 

El presente estudio constata este último rasgo, sobre todo en los actores sociales más activos, e informados. Es lo que se conceptualiza como crisis de representación, o crisis de los partidos, a consecuencia de un distanciamiento de estas entidades con un tipo de ciudadanía compuesta por actores sociales organizados tanto o más dinámicos y dispuestos que los líderes partidarios. Esta es una de las constataciones que con matices nacionales, regionales y sectoriales, aporta este estudio.

 Asimismo, pone en evidencia que para los nuevos actores sociales latinoamericanos exigir cuenta pública, vigilar y denunciar son acciones fundamentales. Se trata principalmente de asumir una actitud de alerta para que el poder elegido permanezca fiel a sus compromisos en una forma que podemos denominar de “contra democracia” a la manera de Rosanvallon6 . En esta estrategia, la caracterización y la evaluación constituyen el objeto de trabajo de distintos y variados actores. Se trata, en otras palabras, de un conjunto de prácticas ciudadanas capaces de cuestionar no solamente a quienes han sido elegidos por sufragio universal, sino también a los actores económicos que muchas veces actúan sin contrapeso social. 

Nuestra tesis es que los movimientos sociales cobran una relevancia creciente y contienen, al mismo tiempo limitaciones que les impone el medio o que resultan de sus propias prácticas. Hoy día no es posible sostener, como en los años 60, que los movimientos sociales son reducibles a grupos que están fuera de la estructura social, ni que son una parte del sector informal, como lo plantearon algunos analistas en los años 70. Tampoco le puede ser negado el potencial político de su acción para reducirla a hechos culturales, como se sostuvo en la década de los 80. 

A partir de los años 90, asumen un rol protagónico a través de movilizaciones extensamente ejemplificadas en los informes nacionales: en favor de la equidad de género, de los derechos de los pueblos indígenas, actuando en los conflictos territoriales y ambientales frente a empresas transnacionales, debatiendo la agenda global en foros sociales mundiales y movimientos alter mundistas. En América Latina los movimientos sociales han tenido un rol significativo que va desde la lucha política contra los autoritarismos en los años ochenta, avanzando progresivamente en la década pasada hacia estrategias de resistencia frente al modelo neoliberal, un modelo que se expande y consolida en la región, legitimándose al amparo de los gobiernos elegidos democráticamente. 

La interrogante que se ha hecho presente en distintos lugares –en algunos con mayor intensidad que en otros–, es si la movilización de este conjunto de actores, de manera autónoma, es capaz de provocar por sí sola incidencia política y en qué niveles, y si esto alcanza para provocar cambios, o si se requiere una mayor articulación, llegando finalmente a la forma de partido, o al Estado como el factor exclusivo para el cambio social. Todos estos factores planteados en el actual escenario global hacen necesaria y relevante una profunda reflexión sobre la ciudadanía, la sociedad civil, los actores sociales y su impacto sobre el poder. Los antagonismos establecidos en la actual etapa de la crisis obligan a los actores sociales a interpretar el momento que estamos viviendo, contextualizando históricamente la crisis y su propia ubicación en ella, poniendo especial atención en los procesos de movilización. 

El desafío actual responde a la necesidad de interpretar el nuevo escenario de la crisis y junto a ello, descifrar las actuales diversidades latinoamericanas, construir mapas de conflicto y de poder, sistematizar las eventuales agendas comunes y repensar los paradigmas que están sosteniendo a las fuerzas progresistas de la región y también a las más conservadoras. Y, de la mayor importancia: actualizar la capacidad transformadora de los movimientos sociales en América Latina. 

En síntesis y tal como quedará demostrado en el acápite metodológico, esta publicación y toda su serie es demostrativa de la capacidad de nuestro sector para articular un debate participativo de dimensión continental. Teniendo a la base la voz de sus protagonistas, los estudios publicados hasta ahora han permitido recoger de manera sistemática las continuidades y rupturas de los movimientos sociales en cada etapa, sus avances como actores gravitantes en el destino de cada país o –en otros casos– su debilitamiento. Constituyen asimismo una fuente para acuñar nuevas categorías de análisis que surgen de la revisión de la práctica social y sus vínculos de antagonismo o de alianza con las fuerzas políticas y económicas que participan de la disputa del poder en cada realidad nacional. 

En conjunto estos estudios son un acervo de alto valor político y académico porque reúnen la descripción de cientos de acontecimientos protagonizado por organizaciones sociales de jóvenes, de mujeres, de indígenas, sindicales y políticas cuyo denominador común es la búsqueda de un modo de conducir la historia social del continente, hacia un sistema de dignidad, justicia, libertad y equidad para todos.

Consideraciones metodológicas

 Esta investigación ha sido desarrollada entre enero de 2009 y abril de 2011. Lo que aquí presentamos es un texto que condensa un proceso de investigación colectiva de largo alcance humano y territorial. El primer capítulo corresponde a una interpretación de la situación de la desigualdad, los vaivenes económicos de la región y su relación con el tema del poder, la información recolectada, su análisis y redacción se realizaron bajo la coordinación del Presidente de ALOP. A este se agregan tres capítulos, cada uno referido a un balance sub regional, realizados por Eduardo Ballón para la Región Andina, Carolina Escobar para la Región Centro América y México y por Mauri Cruz y Daniela Jascheck para el Cono Sur y Brasil. Se intercalan en esta edición en cada capítulo regional las fichas-resumen de los informes nacionales de los países, de acuerdo a su región de origen. Cabe hacer notar que los informes completos de cada país –que por razones de espacio no se incluyen en este texto–, pueden ser consultados on line en el sitio web de alop www.alop.org.mx. 

Finalmente se incluye un análisis general respecto de la visión continental del tema de la investigación, a cargo de Miguel Santibañez y Molvina Zeballos. Se incluyen anexos donde se detallan, aspectos metodológicos como el cuestionario de preguntas, el listado de personas entrevistadas en cada país y el listado de asociadas de ALOP.

La Presidencia y el Comité Ejecutivo elaboraron una propuesta temática que fue discutida durante las Asambleas Regionales de junio de 2008 –Cono Sur y Brasil, Camexca y Andina– para que en consulta con las asociadas, fuera definido el tema central del presente IDD. Una vez elegido el tema, fue concordada una pauta de entrevistas con un conjunto de temas-categorías definidos como prioritarios que constituyen una base común de análisis y comparaciones. 

La producción del informe se inició con un trabajo de planificación general de sus contenidos y de la pauta de entrevista para ser aplicada a los informantes seleccionados en los países participantes. Esta tarea compete al Comité Ejecutivo de ALOP bajo la coordinación de su Presidente, actuando en consulta con las asociadas para la definición de sus temas más específicos. A diferencia de otras indagaciones, este proceso tiene un carácter explícito de campaña; esto es, promover un debate público que junto con recoger información sobre las materias en estudio, active instancias de encuentro e intercambio entre actores. Otro rasgo relevante es que este proceso tiene expresiones, regionales y nacionales específicas atendiendo Gráfico N° 1 Número total de entrevistas por tipo de organización las diferentes realidades y contextos. En conjunto, estas instancias forman parte de un proceso de fortalecimiento de nuestro sector, aunque se constatan diferencias nacionales respecto de la difusión e impacto de su realización. 

Fueron realizadas 153 entrevistas en 17 países de la región. Las asociadas de ALOP definieron en cada país las nóminas de líderes que serían entrevistados, considerando como criterio darle prioridad a dirigentes vinculados a las movilizaciones relevantes ocurridas durante el período, sin desmedro de seleccionar a actores sociales, políticos y económicos cualquiera fuera la orientación política de su trabajo. El número de entrevistas por país fue definido por el Comité Ejecutivo y el coordinador de la investigación, principalmente en base al tamaño de población de cada país. Un primer tema interesante de analizar corresponde precisamente a las elecciones de las movilizaciones relevantes del período: prácticamente dos tercios de los entrevistados representan a organizaciones sociales y movimientos, mientras solo un 10% corresponde a dirigentes de ONG y una proporción menor a dirigentes de partidos políticos, académicos y otros. (Cuadro N° 1, Gráficos N° 1 y 2). 

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3 Laclau, Ernesto. La razón populista. Fondo de Cultura Económica. 2005 pp.309. 

4 Gaventa, John. “Hacía un gobierno local participativo: evaluación de las posibilidades de transformación”. En: Temas Sociales 58, SUR, 2006. Santiago de Chile. 

5 Gramsci, Antonio. Cuadernos de la cárcel. México D.F., Era, 1981, 1984, 1985, 1986. Foucault, Michel. La Microfísica del Poder. Ediciones de la Piqueta, Madrid, 1979.