Batalla de San Pablo
En una inhóspita llanura al pie del cerro "El Montón", el 13 de julio de 1882, los pobladores sanpablinos y patriotas de otras provincias cajamarquinas, se inmolaron defendiendo a la Patria en la batalla de San Pablo, librada durante la infausta Guerra del Pacífico.
A pesar de la inferioridad numérica de los sanpablinos,(417 contra 600) esta fue la única batalla ganada en el norte peruano por el Ejército Patriota, conformado por alumnos del Colegio "San Ramón", el "Escuadrón Vengadores de Cajamarca", el "Batallón Trujillo N° 1", pobladores sampablinos (destacando el niño héroe Nestor Batanero) y una columna de artillería dirigidos todos por el entonces Coronel Miguel Iglesias.
Como testimonio de este acto de grandeza heroica y en homenaje a los caídos, se construyó un obelisco donde el 13 de julio de cada año los sanpablinos recuerdan la gesta con ceremonias cívico patriotas.
Durante la Guerra del Pacífico, el 13 de julio de 1882 se libró la batalla de San Pablo en las inmediaciones de la ciudad. En ella, las tropas peruanas al mando de Miguel IGLESIAS lograron vencer a las tropas chilenas que ocupaban la zona.
Batalla de San Pablo del 13 de julio de 1882
La Guerra del Pacifico dejó incalculables pérdidas para el Perú sobre todo en vidas humanas, la población civil también tomó parte en esta gesta, pues no podía permanecer indiferente ante el aniquilamiento de la juventud peruana en cada enfrentamiento bélico, mientras la brutal avalancha araucana avanzaba cada vez más hacia el norte destrozando el país.
Las victorias conseguidas por el general Andrés Avelino Cáceres en Pucara, Marcavalle, y Concepción son muy significativas por cierto y luego la victoria conseguida en la Batalla de San Pablo significaron un triunfo efímero, pues el país no podía resistir más, en estas contiendas se puso en evidencia el arrojo, la valentía y la tenacidad del soldado peruano quien sin contar con un uniforme, una dieta apropiada, ni armas adecuadas supo defender con honor su patria, es por eso el día de hoy 13 de julio debemos recordar con mayor amor a quienes tuvieron aquel valor de ofrendar sus vidas por salvar la dignidad de la patria, los hechos de heroísmo que relatan en la historia de un pueblo de hombres nobles y aguerridos como es la provincia de San Pablo, una entre todos la batalla más grande, hace 129 años se gestó en este lugar una de las páginas más dignas de la historia peruana, describir la gran historia del Perú es escribir páginas de gloria y de la grandeza moral de nuestros soldados y héroes sanpablinos, que sin tener en cuenta tiempo, lugar ni circunstancia, se entregaron plenamente, aun con riesgo de perder sus vidas por el cumplimiento de su misión, de amor a su patria y a su querido pueblo.
A fines del mes de mayo de 1882, los chilenos que estuvieron en la costa de Pacasmayo, decidieron invadir la sierra por lo que su marcha fue por los pueblos de San Pedro de Lloc, tembladera, Llallan, Las Paltas, y finalmente, llegaron un destacamento de las tropas chilenas a la villa de San Pablo un cuatro de junio de 1882, sembrando el terror y el pánico en cada pueblo que pisaban.
LOS CHILENOS EN SAN PABLO
Al mando de coronel Saldes, los oficiales chilenos tomaron posada en las casas de familias más ricas de San Pablo, como fueron las casas del Sr. Simón Castañeda, Marcelino de los Ríos alcalde de ese tiempo, también se alojaron en la casa del ingles Guillermo Suterland, que era cuñado del gobernador de ese entonces don Jacinto Moncada Ahumada, y en la iglesia matriz de San Pablo como cuartel general, de inmediato empezaron a saquear el pueblo sin ningún miramiento arrasando con todo a su paso con acciones de pillaje e impusieron cupos a la población, obligándolos a entregar víveres y ganados para el ejército chileno.
Ante tantos atropellos gran parte de la población se refugió en la hacienda de Tuñad que era propiedad del Sr. Simón Castañeda, que está ubicada en la parte sureste de la provincia de San Pablo y en la hacienda de capellanía de propiedad del señor Ruperto Castañeda y muchos sanpablinos optaron por buscar refugio en los cerros que circundan la ciudad o en el desván de sus casas, preparaban sus alimentos durante la noche para no ser visto el humo de sus fogatas, los más pudientes marcharon a Quilcate, Cochán y otros lugares lejanos para evitar ser víctimas de las innumerables vejámenes que cometían los invasores, una noche cuatro chilenos incursionaron en las viviendas adyacentes, para cometer robos y abusos pero por la destreza y valentía de los nuestros fueron rodeados por un numeroso grupo de campesinos, los golpearon y fueron lanzados hacia los barrancos pero uno de ellos logro salvarse y fue a dar aviso a sus jefes, quienes ordenaron la captura del hacendado de la capellanía , pero don Ruperto Castañeda logró su libertad a cambio de la entrega de sus mejores caballos de su hacienda a los chilenos.
LAS REACCIONES
El 3 de julio de 1882, reunidos en casa de don Vicente Pita varios grupos de enardecidos jóvenes de los barrios, que no pudieron realizar el ataque a los chilenos en la noche del 29 de junio, bajo un directorio compuesto de distinguidos patriotas acordó atacar al enemigo a la base de su cuartel de San Pablo; conformado por alumnos del colegio “San Ramón”, el escuadrón “Vencedores de Cajamarca”, el Batallón Trujillo Nº 1, pobladores san pablinos y con la plausible actividad del gobernador don Jacinto Moncada Ahumada y una columna de artillería dirigidos todos, por el entonces coronel miguel iglesias que a duras penas contaba con un cañoncito antiguo de factura “El Malcriado” y con apoyo de modestas fuerzas peruanas de las columnas voluntarias de Cajamarca, chota Bambamarca, Hualgayoc, Llapa y San Miguel, e inmediatamente voluntarios de la zona formaron sus respectivas compañías y llenos de coraje y el amor a su tierra salieron dispuestos a luchar.
LOS JÓVENES Y SU LUCHA
Fueron muchos los alumnos y ex alumnos del colegio san ramón como don Gregorio Pita, Jose Manuel Quiroz y Enrique Vilanueva que participaron en esta batalla de san pablo junto las tropas peruanas.
EL INICIO DE LA BATALLA
Eran las 6.30 de la mañana, del 13 de julio de 1882, en que se inició esta batalla al pie del cerro “El Montón” donde los sanpablinos y cajamarquinos lucharon con arrojo y valentía.
Pero frente a la superioridad numérica, en munición, armamento y posiciones estratégicas, nuevamente ganaron terreno los chilenos. Se tuvo que ordenar el repliegue, hacia el lugar denominado “La Laguna” después de una heroica resistencia.
Los chilenos no permitieron una retirada ordenada y remataron con su caballería, cometiendo una serie de excesos con los heridos, produciéndose una horrenda escena, llamada “el repase”, mutilaban a los heridos de la forma más cruel.
La segunda división comandada por el Coronel Callirgos Quiroga, después de una travesía muy accidentada que lo retrasó llegó y causó estragos al invasor que posicionado en las alturas del cerro “El Cardón” el primer tiro de cañón fue muy efectivo y causó estragos y caídas en el ejército chileno. Inmediatamente los peruanos actuando con celeridad y arrojo, descendieron de los cerros causando desconcierto al enemigo.
El empuje de nuestras fuerzas fue tal que el enemigo chileno se replegó, ocupando San Pablo y batiéndose en forma desordenada, dejando en el campo de batalla, armamento, equipo, munición y caballos. Luego tomaron el camino de huida hacia San Luis y Llallán en fuga desesperada hacia Pacasmayo. Cuando habían sido derrotados, habiendo mordido el polvo de la derrota, incendiaron el pueblo de San Luis.
EL FIN DE LA BATALLA
Eran las 10.30 de la mañana y esta batalla llegó a su culminación, una hora más tarde se izaba nuestro pabellón nacional en la Plaza de Armas de San Pablo.
La historia reconoce a los estudiantes del colegio San Ramón, caídos heroicamente de igual manera al teniente Néstor Batanero Infantes quien al frente de siete soldados san pablinos supo contener a un pelotón de chilenos, su cuerpo estaba de pie, apoyado en su bayoneta de su rifle. El estaba muerto, pero aun así en esa posición desafiaba al enemigo.
En el momento de recojo de los cadáveres se encontraban yacentes en el campo de batalla ex alumnos, profesores, ciudadanos sanpablinos y cajamarquinos.
ARENGA
“Sanpablinos que habéis combatido y vencido al enemigo, el arrojo de que hiciste gala, ha sido precursor del tiempo, y vuestros nombres que quedan, y quedaran grabados con letras de oro.
La defensa que habéis hecho de nuestros derechos, auxiliándonos y contribuyendo a nuestro triunfo, es la prueba más grande y satisfactoria de todo lo que se debe y puede hacer un pueblo de tan abnegado patriotismo.
La gloria del triunfo del 13 de julio de 1882, os pertenece a vosotros, colaboradores muy eficaces de tan grande suceso, quien contara eternamente en el seno de los suyos”.
Cabo Manuel Montenegro Villalobos, natural del pueblo de Huambos (Chota-Cajamarca), Durante la Guerra del Pacifico fue Cabo de la 1ra. Compañia del Batallón Chota Nº 7. Posteriormente pasó al Batallón Paucarpata N°19, y participó en la Batalla de San Juan, donde murió el 13 de enero de 1881. Tomado del blog de Jonatan Saona http://gdp1879.blogspot.com/2011_01_01_archive.html#ixzz2p0lm6ol6 |
Finalmente, con mucha satisfacción debemos expresar, que recorrer el Perú nos llena de vitalidad.
La nobleza de su gente, la biodiversidad que por doquier se manifiesta y nuestro inestimable patrimonio histórico-cultural, afirman de hecho nuestra confianza en nosotros mismos, y eleva nuestra autoestima y el mejor legado que deja la historia es la unión entre civiles y militares por una noble causa y el compromiso que tenemos todos los peruanos de hacer patria cada día de nuestras vidas, elevemos una plegaria al todopoderoso, para que guíe nuestros pasos, por la senda de la sabiduría, nos dé la suficiente humildad, para seguir aprendiendo a auscultar el alma popular, tener la capacidad de escuchar para entender las cosas, rescatar las enseñanzas del Perú milenario, y reflexionar sobre sus bellos mensajes, para poder forjar nuestra verdadera identidad nacional.
La nobleza de su gente, la biodiversidad que por doquier se manifiesta y nuestro inestimable patrimonio histórico-cultural, afirman de hecho nuestra confianza en nosotros mismos, y eleva nuestra autoestima y el mejor legado que deja la historia es la unión entre civiles y militares por una noble causa y el compromiso que tenemos todos los peruanos de hacer patria cada día de nuestras vidas, elevemos una plegaria al todopoderoso, para que guíe nuestros pasos, por la senda de la sabiduría, nos dé la suficiente humildad, para seguir aprendiendo a auscultar el alma popular, tener la capacidad de escuchar para entender las cosas, rescatar las enseñanzas del Perú milenario, y reflexionar sobre sus bellos mensajes, para poder forjar nuestra verdadera identidad nacional.
De igual modo, que nos dé la sabiduría necesaria para que podamos administrar adecuadamente los recursos naturales, que generosamente nos continua brindando la madre naturaleza, en beneficio de todos y no solo de un grupo minoritario. Estoy seguro que los peruanos sin exclusiones, saldremos adelante, convocando para el efecto a todas las voluntades en torno a los grandes objetivos nacionales compartidos, incluso ahora, en la particular coyuntura que nos afecta al igual que el resto de los países del mundo.
Démonos las manos y hagamos la gran cadena, para que en combinación con las fuerzas telúricas de los andes, nos dé la energía que nos permita caminar con firmeza y esperanza hacia el mañana prometedor.
Esta es la hora de la paz y unidad indispensables para conquistar el progreso.
Siempre recordemos el juramento de los tres colegiales san ramoninos de aquel 13 de julio de 1882
“La patria está invadida, la planta del chileno ha hollado el suelo de Cajamarca. Nuestra bandera necesita defensores, corramos a la guerra a defender la tumba de nuestros padres y la honra de nuestra patria”.
FUENTE
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