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domingo, 8 de septiembre de 2013
Rock! Rock! Rock! (1957)
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Jailhouse Rock 1957 (Prisionero del Rock and Roll)_ Elvis Presley (Audio...
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Friends First - the Movie - Entire, Full (free)
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Elvis Presley's ''The Trouble with Girls'' (1969)
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Elvis Presley's ''Kid Galahad'' (1962)
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Elvis- Rock de la Carcel por Tulsan
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PLAYBOY'S CASTING CALL: All New in April on Playboy TV
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¡Escándalo! ¡Escándalo! Miley Cyrus la lía parda en los premios de la MTV con un numerito subido de tono que escandaliza por igual a las tropas conservadoras (por su contenido sexual) y a las progresistas (por hacer el ridículo artístico, aunque quizás también por su contenido sexual). Máximo consenso en las redes sociales (es decir, máximo linchamiento) y en las gradas del show, donde las otras celebrities del pop ponían cara de estupor mientras veían a la chica antes conocida como Hannah Montana, ex estrella infantil de Disney, perreando a todo aquel que se le pusiera por delante.Conclusión sobre la marcha: Miley Cyrus la ha cagado y es el nuevo juguete roto de la industria. Vale, pero ahora que han pasado unos días y ha remitido la histeria por qué no preguntarse lo siguiente: ¿Y si Miley Cyrus no es la víctima sino la triunfadora de esta historia y se ha reído de todos nosotros? ¿Y si la cara de estupefacción de Rihanna mientras veía a Miley Cyrus mover el culo frenéticamente era en realidad malestar al ver cómo te roban el trono del porno pop delante de tus narices?
De todas las teorías sobre la actuación de Cyrus quizás la más ingenua sea la que asegura que se le fue de las manos. Como si no supiera bien lo que estaba haciendo. Como si los premios de la MTV no fueran el momento clave del año para una candidata a reina del pop. Como si todo lo que sucede sobre ese escenario no estuviera pensado, analizado y ensayado hasta la saciedad. Como si todas las divas del pop que pasaron antes por allí (recuerden a las otras ex niñas Disney: Christina Aguilera y Britney Spears) no hubieran organizado antes lucrativos escándalos pop como rito de paso para cambiar de público y ampliar el negocio: de estrellas infantiles a bombas de pop sexualizado para grandes y pequeños. Como si Miley Cyrus no tuviera más asesores que Obama. Como si la chica fuera tonta, vaya, que quizás sea lo más insultante de todo dada la ingente capacidad de su empresa, que podríamos llamar Montana & Cyrus Entertaiment, para generar una industria millonaria del entretenimiento a ritmo de canto y baile.
La mutación de la angelical Hannah Montana, icono del entretenimiento familiar estadounidense la pasada década, en la disoluta Miley Cyrus lleva ya en marcha cuatro años
La mutación de la angelical Hannah Montana, icono del entretenimiento familiar estadounidense la pasada década, en la disoluta Miley Cyrus lleva ya en marcha cuatro años. Recuerden, por ejemplo, su inolvidable actuación en Madrid durante el Rock in Rio 2010. Las masas infantiles madrileñas esperaban a Hannah Montana y la que apareció fue Miley Cyrus con 18 años y en versión tórrida, lo que provocó escenas dantescas:padres estupefactos mirando al escenario con la mirada extraviada (y con sus chiquillos también extraviados por falta de atención paterna). En efecto, la capacidad de Cyrus para la performance erótica festiva está fuera de toda duda. Un respeto.
La diferencia es que ahora ha llegado el momento de pisar el acelerador, de la traca final, de completar el último giro marcado por la industria para que el torbellino veinteañero mate al mito infantil. Imagínense a Miley Cyrus delante de una pizarra con un 2013 gigante dentro de un círculo y una flecha señalando el siguiente mensaje: 5 pasos locos para hacerme con el trono del pop mundial en doce meses. Eso exactamente es lo que ha sucedido.
1) Cambiar de compañía: En enero anunció que abandonaba Hollywood Records, que había publicado sus primeros discos como Hannah Montana, para pasarse a RCA, cuyos ejecutivos tienen más experiencia en lanzamientos de estrellas de pop tórrido.
2) Cambiar de mánager: En marzo se hizo con los servicios de Larry Rudolph , el manager que cocinó la exitosa transformación de Britney Spears en icono pop sexual. Rudolph, que representa o ha representado a luminarias pop como Justin Timberlake, Avril Lavigne o Backstreet Boys, es un viejo zorro de la industria al que le salen los dólares por las orejas.
3) Rodearse de malotes: Cyrus ha ido calentando su imagen este año con apariciones de estrella invitada en canciones de prohombres del hip hop como el mítico macarraSnoop Doggy Dog, ahora reconvertido al rastafarismo. Hannah Montana nunca hubiera salido en un vídeo con Snoop, eso está claro.
4) Sacar un disco con credibilidad callejera: La operación de endurecer su imagen acercándose a los sonidos negros urbanos se ha completado durante la grabación de su nuevo disco, Bangerz, que se publicará el 4 de octubre y en el que han participado productores y compositores como Pharrell Willilams, Hit-Boy, Tyler the Creator y Future. También sabemos queKaney West, el actual rey del mambo de la música popular, colaborará en el álbum. No ha faltado quién ha acusado a Cyrus de saquear la música negra para relanzar su carrera, como si la historia del pop/rock blanco no consistiera precisamente en eso desde que Elvis Presley se subió por primera vez a un escenario y alguien decidió otorgarle el título de rey del rock ante el estupor de los pioneros negros.
5) Montar un par de numeritos: El 9 de junio salió el single de adelanto de su nuevo disco, We can´t stop, que ya anticipaba el frenesí compulsivo de sus bailes en los premios de la MTV. Fue número uno en iTunes en treinta países. Pero su perreo televisivo no ha sido la única vez que Cyrus se ha portado como una chica mala este verano. A finales de julio ya había provocado consternación entre los fans más impresionables de Hannah Montana cuando aseguró que había reducido su consumo de alcohol… para centrarse en la marihuana, que “me sienta mucho mejor”. "La marihuana no es una sustancia tan perjudicial para el cuerpo como muchas otras que son legales, y esa es la razón de que Bob Marley fuera una especie de Madre Teresa pero con rastas". Sí, han leído bien, Marley era una Madre Teresa con rastas.
El alcance de la operación de convertir a Cyrus en la más grande a golpe de performance se conocerá el próximo 4 de octubre, cuando se publique su nuevo disco, cuyo lanzamiento ha cogido velocidad de crucero tras el escándalo MTV. Aunque parezca mentira, Bangerz será su cuarto álbum como Miley Cyrus, la cuarta vez pues que vende su mutación, pero entre ella y su compañía han logrado que parezca el primero y que el disco se transforme en evento mundial.
En junio de 2013, Cyrus dijo a la revista Billboard que se sentía "desconectada" de su anterior disco, Can´t Be Tamed (2010), y que quería borrar toda su música vieja de iTunes y "empezar como un nuevo artista". Cyrus considera Bangerz el primer disco de su carrera. Que a los 20 años una cambie de gustos y empiece a odiar todo lo que le gustaba hasta entonces no tiene nada de raro. La clave está en ver cómo Cyrus aprovecha esto paraofrecer un producto nuevo a una industria y a un público que obligan a los artistas a reinventarse cada seis meses.
Su perreo televisado arrasó en menciones en Twitter: 360.000 tweets por minuto, pulverizando el récord histórico de una actuación, el deBeyoncé en el descanso de la Super Bowl 2013. El que hablen de ti aunque sea mal como fórmula del éxito funcionando a pleno rendimiento. Cyrus consiguió incluso el milagro de eclipsar el regreso a los escenarios de Lady Gaga, lo que no deja de tener gracia dado lo trascendental que se había puesto la cantante neoyorquina los días anteriores, con declaraciones del tipo “yo soy todos los iconos” (empieza a hacer falta un ejército de especialistas en sánscrito para descifrar la incomprensible cháchara de Gaga sobre la fama), en un exceso de solemnidad rematado por una actuación que pareció un número del Circo de Sol en su empeño en batir el récord mundial de cambiarse de ropa muchas veces en menos tiempo. Que el sofisticado barroquismo de Gaga quedara eclipsado por algo tan básico como ver a una adolescente haciendo el ganso sexual como si estuviera ebria en el baile de fin de curso, tiene su mérito. A ver si en vez de una sobreactuación lo que hizo Miley Cyrus fue un depurado ejercicio de minimalismo punk…
"No sólo trato de hacer música para adolescentes. No soy Prince, pero quiero hacer música que los padres no odien escuchar. La gente pensaba que yo sólo era una chica blanca y tonta que movía el trasero y no tenía ideas propias", contó Cyrus en agosto en una entrevista publicada en Rolling Stone. Conclusión: la presunta chica tonta nos la ha metido doblada. Vamos a tener Miley Cyrus hasta en la sopa.
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domingo, septiembre 08, 2013
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La cama que cambió para siempre la historia del capitalismo
Todo empezó con un pequeño conflicto salarial. Corría el año 1952 y un jovencito llamado Hugh Hefner (Chicago, 1926), que entonces tenía 26 años, abandonaba su trabajo de redactor publicitario en la revista Esquire al no obtener un aumento de sueldo de cinco dólares. A la calle. Tiempo libre para desarrollar la idea que le convertiría en un hombre rico en poco tiempo. En otoño de 1953, hace ahora sesenta años, Hefner lanzó una revista llamada Playboy en cuyo primer número destacaban poderosamente dos cosas: un conejo como imagen corporativa y una Marilyn Monroe desnuda y desplegable (fotos tomadas antes de convertirse en una de las reinas de Hollywood). En tres palabras: lo nunca visto (en el kiosco).
Seis años después, en 1959, Playboy se había convertido en la revista más vendida en EEUU con una tirada de más de 1 millón de ejemplares. Contra todo pronóstico, si atendemos al contexto cultural y moral dominante a principios de los cincuenta: "Cuando aparece el primer número en 1953 no había apenas contracultura en EEUU, ni siquiera una forma de bohemia, excepto en Greewich Village. El movimiento Beat todavía no existía, Elvis estaba aún conduciendo un camión en Memphis, y pasearse con un Trópico de Cáncer de Henry Miller bajo el brazo podría hacerte pasar por degenerado o incluso llevarte a la cárcel unos días", explicaba Los Ángeles Times en un artículo sobre el fenómeno Playboy publicado en 2007.
Para celebrar el 60 aniversario de la revista, Taschen publica este mes Hugh Hefner´s Playboy, antología ilustrada de seis volúmenes con la historia dePlayboy. Los volúmenes, que se habían publicado antes pero sólo en edición limitada, repasan la época heroica de la revista: sus primeros 25 años.
Hugh Hefner mutó en icono pop: apariciones en Los Simpson, fiestas en su mansión Playboy rodeado de chicas en paños menores y carrusel de extravagancias varias, como salir con siete conejitas a la vez, hincharse a anfetaminas o pasarse el día en batín
Lo que ocurrió en ese primer cuarto de siglo de vida es de sobra conocido: Playboy se convirtió en una publicación de referencia por su mezcla de erotismo femenino y firmas literarias (Norman Mailer, Hunter S. Thompson, Ray Bradbury,Gore Vidal), la revista se transformó en millonario conglomerado sexual (programas de televisión, hoteles temáticos), y Hugh Hefner mutó en icono pop estadounidense: apariciones en Los Simpson, fiestas en su mansión Playboy de Los Ángeles rodeado de chicas en paños menores y carrusel de extravagancias varias, como salir con siete conejitas a la vez, hincharse a anfetaminas, pasarse el día en batín o atrincherarse en su residencia del amor para no pisar la calle en varios meses.
Las vacas flacas llegarían con el cambio de siglo, cuando la empresa de Hefner empezó a deshincharse con la llegada de internet y los mundos digitales, y la consiguiente multiplicación de ventanas comerciales eróticas y pornográficas.
Pero volvamos al turbulento momento fundacional. La irrupción de Playboyprovocó más de un escándalo en la pacata sociedad estadounidense de la época. Hefner tuvo varios choques con la ley. Por ejemplo, el del 4 de junio de 1963, cuando fue detenido acusado de venta de "literatura obscena" tras publicar unas fotos de Jayne Mansfield desnuda, episodio que inició su leyenda como paladín de las libertades (sexuales, informativas y civiles) en EEUU.
En efecto, cuando se rememoran los inicios de Playboy suelen mentarse sus aparatosos problemas con la censura. De lo que se habla menos es del rol de Hefner como hombre clave de la transformación del capitalismo estadounidense, idea desarrollada por la filósofa española Beatriz Preciado en el imprescindible Pornotopía, finalista del prestigioso Premio Anagrama de Ensayo en 2010.
Preciado desarrolla en el libro una tesis rompedora que daba la vuelta a la tortilla: el Hefner de los cincuenta no sería tanto un peligroso subversivo que desestabilizó la moral del país con sus chicas desnudas como el pionero de una economía en proceso de reinvención. Un titán de la innovación. Uno de los primeros empresarios que intentó vender a gran escala un producto -el sexo- que pasó de proscrito (complicado por tanto de vender en masa) a deseado por todos (un negocio multimillonario) en muy poco tiempo.
La irrupción de Hefner coincidió con una de esas fases en las que el capitalismo tiene que ofrecer productos novedosos para iniciar una nueva etapa expansiva. La clásica búsqueda de nuevos mercados. Hablamos del paso del capitalismo de producción al capitalismo de consumo, del fordismo al turbocapitalismo, de la disciplina al placer. Había llegado el momento de las nuevas tecnologías de comunicación, consumo y entretenimiento.
"Este capitalismo caliente difiere radicalmente del capitalismo puritano del siglo XIX que Foucault había caracterizado como disciplinario: las premisas de penalización de toda actividad sexual que no tenga fines reproductivos y de la masturbación se han visto sustituidas por la obtención de capital a través de la regulación de la reproducción y de la incitación a la masturbación multimedia a escala global. A este capitalismo le interesan los cuerpos y sus placeres... Playboy era un síntoma más de la mutación desde las formas tradicionales de represión y control que habían caracterizado al capitalismo temprano y su ética protestante hacia nuevas formas de gobierno de la subjetividad y control del cuerpo horizontales, flexibles y picantes que habían sustituido la camisa de fuerza por dos orejas de conejo y una esponjosa colita", resume Preciado.
Un cambio de paradigma al que Hefner aportó una idea que entonces era totalmente rupturista: la mercantilización de lo íntimo. El capitalismo se sacudió la caspa de encima a mediados del siglo pasado. De las sociedades puritanas y la paranoia moral de la guerra fría pasamos al vale todo, al sexo como objeto de consumo y al varón desinhibido y juvenil como máquina de gastar. Si en el siglo XIX alguien hubiera aparecido en un foro empresarial estadounidense anunciando que el nuevo mercado emergente era el de los cuerpos, el deseo y el placer, le hubieran tomado por un perturbado y habría acabado en un manicomio o directamente en la silla eléctrica. Pero los tiempos, como cantaría Dylan una década después, estaban cambiando.
"En 1953, el soldado americano George W. Jorgensen se transforma enChristine Horgensen, convirtiéndose en la primera mujer transexual cuyo cambio de sexo será objeto de seguimiento mediático. El capitalismo de guerra y de producción estaba mutando hacia un modelo de consumo y de información del que el cuerpo, el sexo y el placer formaban parte. A partir de 1953, Alfred Kinsey publica sus estudios sobre la sexualidad masculina y femenina, dejando al descubierto la brecha abierta entre la moral victoriana y las prácticas sexuales de los americanos. El sexo y la privacidad doméstica que un día habían sido sólidos, por decirlo con Marx, empezaban a desvanecerse en el aire", escribe Preciado.
Había nacido un nuevo consumidor y Hefner iba a ser uno de los primeros en ofrecerle lo que estaba deseando (comprar). "La explosión de la natalidad de la posguerra había formado un bloque de 10 millones de jóvenes consumidores que, gracias a la educación y a la prosperidad económica de las clases medias americanas, se perfilaba como un objeto mercantil sin precedentes. El chico adolescente blanco y heterosexual era el centro de un nuevo mercado cultural organizado en torno a las prácticas de la vida universitaria, el jazz y el rock and roll, el cine, los deportes, los coches y las chicas. Libre aún de las ataduras del matrimonio, dotado de poder adquisitivo y por primera vez dueño de su cuerpo, el teenager es el consumidor ideal de las nuevas imágenes pornográficas y del nuevo discurso sobre la masculinidad desplegado por Playboy", explica Preciado.
Nada simbolizó mejor esta revolución económica y cultural que la cama/despacho de Hugh Hefner. El empresario despachaba sus asuntos desde una cama gigante, giratoria y tecnificada dentro de su Mansión Playboy (la primera se construyó en Chicago en 1959). Y aquí hay que explicar qué entendía Hefner por sus asuntos: hacer reuniones y entrevistas de trabajo al más alto nivel, recibir a las visitas, comer, dormir, drogarse, montar fiestas y hacer el amor como si no hubiera un mañana. Todo en el mismo espacio: su camita. Por ello, que Hefner vista siempre batín no significa que es tan rico que puede vivir sin dar un palo al agua, sino que entendió pronto que la vida y el trabajo, los afectos y el consumo, estaban condenados a fundirse en el capitalismo del futuro.
Hefner, que grababa todo lo que ocurría en la Mansión Playboy, también se anticipó varias décadas a uno de los grandes negocios audiovisuales del siglo XXI: los programas de telerealidad. Lo que hace ahora Mario Vaquerizo lo empezó a hacer Hefner en 1959. Lo dicho: un pionero. Ríete tú de Steve Jobs.
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