Nazario Chávez Aliaga |
Poesía: Las Lágrimas de San Isidro
Por Nazario Chávez Aliaga
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Cordones de INDIOS cargados de paisajes enredados por la distancia, se mancornan en la iglesia de San Pedro de Cajamarca.
Este día, los INDIOS se han empapado de madrugadas y reparten sonidos de cuero que se templaron en la noche.
Las indias, con su doble carga a las espaldas, derraman plenilunios que juntaron en cántaros y deshojan amaneceres con sus dedos cargados de centellas saltan las lágrimas como cordelillos recién despiertos en la majada.
Los clarines y las cajas surten sonidos espesos sobre el vecindario analfabeto de voces nuevas.
De pronto, frente a la Iglesia, los cohetes entran en prestidigitación absurda.
Las ruedas estornudan escandalosamente, las avellanas han vomitado pólvora que se escurre por las calles asustadas.
La Misa de San Isidro:
La mayordomía ha sido buena este año.
Los INDIOS andan enterciados por aquí, por allá, voces hurañas, acorraladas en la plazuela, arañan la curiosidad general.
La chicha ha operado en la majada personal.
El taita Shante anda ahí, como un recuerdo, en busca del sombrero de junco que se hermanó a las distancias y a los cerros. El taita Shante está concluido de resurrecciones y se tira allí en el pretil de la acera.
La Trine remienda con sus vistas el ponchito trillado de la tarde y horconea con sus rodillas la cabeza tumbada de su marido el Shante por ahí el Julcamoro se divulga en llantos, acuchillado por el recuerdo de su querencia por allá la Santos platillea las manos ovillándose a un huayno que se arotea en la caja del cholo Minchán, la tarde está muerta, las horas muerden las esquinas de luz y se prenden en los trapecios del
Ha pasado San Isidro con sus gavillas y los INDIOS no han oído siquiera el eco de sus pasos ni han visto el
(De “Parábolas del Ande”)
Publicado por Chungo y batán
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