QUERIDOS AMIGOS
Al saludarles y pensar en ustedes, parecería que he despertado de un sueño maravilloso, que lo viví en vuestra compañía en nuestra añorada Cajamarca y querido San Ramón.
¡COMO NO CREER EN DIOS!
Si nos regalo un reencuentro tan hermoso, donde el cariño y el corazón abierto de cada uno de ustedes, se fundían en un abrazo lleno de amor y fortaleza.
Que DIOS LOS BENDIGA y que nos ayude espiritualmente, para revalorar la amistad, esa amistad que la hemos tenido rezagada, no intencionalmente, si no, fuimos tras otras inquietudes, también valiosas pero no tanto como la amistad.
Quiero pedidles un favor, si ven a nuestros amigos y compañeros que no pudieron estar presentes, díganles que nosotros también los tuvimos en nuestra mente y corazón.
Con un fuerte abrazo para ustedes y con cariños para sus esposas he hijos, se despide su amigo que les queda eternamente agradecido, gracias... muchas gracias.
Waldo
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